Nota publicada por El Financiero en colaboración con Greco López, CMO de TS4 Strategy – Salesforce Partner
La industria del marketing digital está en medio de una transformación que cambiará su estructura fundamental. Este 2024 fue marcado por la temida frase “eliminación de las cookies de terceros”, un concepto que puso a temblar al marketing, pero que representa una enorme oportunidad para evolucionar la forma en la que las empresas se comunican con el cliente y marca el comienzo de un enfoque más humano y ético en la publicidad.
En México, donde sectores como el e-commerce y el retail están creciendo exponencialmente, el desafío de adaptarse a este cambio no puede ser subestimado. Según la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), el 81% de las empresas aún dependen de cookies de terceros para personalizar su comunicación. Esto pone en evidencia que, aunque el cambio es inminente, no todas las organizaciones están listas para afrontarlo.
Los datos propios (first-party data) representan una herramienta única en este nuevo orden mundial digital. Estos son los datos que las empresas recopilan directamente de sus clientes a través de interacciones auténticas: suscripciones, compras, encuestas o registros en eventos. A diferencia de las cookies de terceros, este tipo de data es más confiable, personalizable y cumple con regulaciones estrictas sobre privacidad.
La industria del marketing digital está en medio de una transformación que cambiará su estructura fundamental. Este 2024 fue marcado por la temida frase “eliminación de las cookies de terceros”, un concepto que puso a temblar al marketing, pero que representa una enorme oportunidad para evolucionar la forma en la que las empresas se comunican con el cliente y marca el comienzo de un enfoque más humano y ético en la publicidad.
En México, donde sectores como el e-commerce y el retail están creciendo exponencialmente, el desafío de adaptarse a este cambio no puede ser subestimado. Según la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), el 81% de las empresas aún dependen de cookies de terceros para personalizar su comunicación. Esto pone en evidencia que, aunque el cambio es inminente, no todas las organizaciones están listas para afrontarlo.
Los datos propios (first-party data) representan una herramienta única en este nuevo orden mundial digital. Estos son los datos que las empresas recopilan directamente de sus clientes a través de interacciones auténticas: suscripciones, compras, encuestas o registros en eventos. A diferencia de las cookies de terceros, este tipo de data es más confiable, personalizable y cumple con regulaciones estrictas sobre privacidad.
Este no es solo un desafío técnico, es una invitación a replantear cómo las marcas se conectan con las personas. ¿Es posible generar lealtad sin invadir la privacidad? ¿Podemos ofrecer personalización sin cruzar líneas éticas? En este nuevo panorama, la respuesta a ambas preguntas es sí.