Nota publicada por Periodismo y Ambiente
Digitalizar parece ser la colusión para la disminución de papel y recursos, pero es importante reconocer cómo las actividades digitales contribuyen a la generación de residuos y huellas digitales de carbono. Aunque no siempre seamos conscientes, las actividades digitales demandan un gasto de energía muy importante, el uso del teléfono, la electricidad, navegar en internet o incluso el almacenamiento de datos generan un impacto ambiental.
Aunque, como concepto, la nube parece un concepto abstracto que nos rodea pero no nos impacta directamente, es de hecho más tangible que lo que creemos: es un conjunto de servidores que trabajan todo el tiempo y todos los días, almacenando y procesando millones de datos sin parar. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), los centros de datos junto con las redes de transmisión de datos representan aproximadamente el 1% del consumo de energía en todo el mundo y son una fuente importante de emisiones de carbono.
Para contrarrestar este impacto, muchas empresas están invirtiendo en iniciativas de responsabilidad social corporativa, como la reforestación, que ayudan a mitigar las emisiones de CO2. Se estima que un solo árbol puede absorber hasta 12 kilos de oxígeno y exhala oxígeno suficiente para una familia de cuatro personas, convirtiendo la reforestación en una forma eficaz para mejorar la calidad del aire.
«Tech Forest» la campaña de reforestación de TS4 Strategy, empresa mexicana de soluciones tecnológicas, en colaboración con la comunidad local y las autoridades, logró plantar más de 100 árboles en el Estado de México, mismos que al crecer, pueden dar oxígeno suficiente para 200 personas al año.
